CHAMBERÍ
Aquí, los trenes no solo transportan pasajeros, sino también suspiros de antaño. Entre los raíles, los fantasmas de viajeros pasados se reúnen para charlar sobre la moda de los años veinte y debatir si los sombreros de copa deberían volver a estar de moda.
En Chamberí, el tiempo no solo se mide en minutos, sino en suspiros y destellos de nostalgia.
Consejo para los vivos: Si visitas la estación, lleva una linterna y una taza de té caliente. Quién sabe, tal vez entables una conversación con un fantasma sobre la última moda en sombreros en la eternidad.
AVIACIÓN ESPAÑOLA
En un rincón olvidado del cielo, el Capitán Cumulonimbus pilotaba su avión de papel.
Un día, mientras perseguía una nube de algodón de azúcar, la atrapó con su red mágica. Pero en lugar de crecer, su avión se encogió hasta convertirse en un juguete de cuerda.
Ahora, Capitán Cumulonimbus vuela entre las estrellas, saludando a los cometas y compitiendo con las golondrinas en divertidas carreras aéreas.
BUENOS AIRES
Belén, con su figura de abanico, pasea grácilmente por la ciudad. Su vestido es una mezcla de colores vivos y estampados exóticos. Cada vez que alguien cruza su camino, ella extiende sus brazos y, como si fuera un abanico gigante, despliega una brisa fresca y revitalizante. Los rostros sudorosos se iluminan, los cabellos se alborotan y los corazones se alivian.
Belén es la “Fan-tástica”, la superhéroe del verano, y su misión es mantener a raya el calor sofocante.
callao
La enfermera, atrapada en su cuadro, observaba al señor trajeado con creciente irritación. El hombre parloteaba sin cesar por su móvil, como si se encontrara en su oficina personal. Con un suspiro, la enfermera alzó la voz desde su lienzo: “¡Oiga, caballero! ¿Podría bajar el volumen de su conversación? Estoy intentando descansar aquí, y su charla está perturbando mi paz etérea.” El señor trajeado, desconcertado, miró a su alrededor, buscando la fuente de la voz. La enfermera sonrió satisfecha. Al menos en el mundo de los cuadros, ella tenía el control.
CIUDAD DE LOS ÁNGELES
En el rincón celestial izquierdo, los ángeles rebeldes, liderados por Lucifer, con sus negras alas despeinadas y pancartas que decían “¡Queremos más arpas y menos responsabilidades!”.
Y en el rincón celestial derecho, los ángeles fieles a Dios, con sus aureolas brillantes y camisetas que decían “¡Amamos las alabanzas y los deberes divinos!”.
La lucha comenzó con un concurso de coros: los rebeldes cantaban “Stairway to Heaven” mientras los fieles entonaban “Hallelujah”. Pero luego, Lucifer intentó distraer a los fieles con un juego de “Angel Fury”, y eso fue su perdición.
Y así, los ángeles rebeldes fueron arrojados a la Tierra, donde se convirtieron en demonios y comenzaron a escribir canciones de rock. Porque, como dicen, “El infierno tiene los mejores riffs”.
DELICIAS
Una mujer, con sonrisa enigmática, ofrece tres delicias a su amiga: una mirada profunda como el mar, un suspiro dulce como la brisa y una sonrisa cómplice que ellas entienden.
Un hombre, asombrado, las observa, quisiera adivinar qué se está perdiendo, pero las delicias son secretos compartidos que solo ellas dos conocen…
SEVILLA
En Sevilla, la alegría es como un rebujito en la Feria de Abril: efervescente, colorida y contagiosa. Aquí, hasta las naranjas bailan sevillanas y los gatos se toman un fino en la Alameda. 
Los sevillanos son como toreros del buen humor, capeando los problemas con gracia y salero. Y cuando el sol aprieta, no hay mejor remedio que un abanico y un chiste sobre el calor. ¡Olé!
TRIBUNAL
La Señora Justicia miró con desaprobación al reo, Don Desvergonzado, que estaba sentado en el banquillo. Su toga estaba arrugada y su actitud desafiante.
“¡Don Desvergonzado!”, exclamó la Señora Justicia, su voz resonando como un trueno. “¿No entiendes que soy la personificación de la justicia? ¡Deberías temerme!”
Don Desvergonzado se encogió de hombros y se pasó una uña por los dientes. “Mira, señora, no tengo tiempo para tus juegos. Tengo una partida de póker con el Diablo más tarde. ¿Puedes apurarte con mi sentencia?”.
La Señora Justicia frunció el ceño. “¡Esto es inaudito! ¿No te das cuenta de que represento la balanza imparcial de la ley?”
Don Desvergonzado se levantó y bostezó. “Sí, sí, balanza, justicia, bla bla bla. Pero, ¿puedes hacerme un favor? ¿Podrías decirle a la Muerte que me deje en paz? Me está acosando con llamadas perdidas”.
ESTRELLA
Isabella, en el centro de la multitud, irradia una belleza deslumbrante. Su cabello caía en ondas suaves sobre sus hombros, y sus ojos eran dos pozos profundos de misterio. Los hombres que la veían no podían evitar detenerse y admirarla, como si hubieran quedado atrapados en su hechizo.
Pero no solo los hombres estaban afectados. Un matrimonio mayor, sentado en un banco cercano, también se percató de Isabella. La esposa, Doña Carmen, celosa le suelta con rabia un codazo a su esposo Don Mariano, pues este, con los ojos como platos, no podía apartar la vista de la bella dama.
ESTRECHO
Don Mariano, el hombre más recto y honorable del pueblo, se encontraba en un dilema. Su vida matrimonial, como una carretera de un solo carril, no le dejaba espacio para maniobrar. Pero en las noches, cuando la luna brillaba como un faro en su mente, aparecía ella, Isabella, la mujer que había conocido un día en el metro de la capital. Pero la veía allí, en el andén de enfrente y entre dos vagones como una muralla insalvable. Hasta que los ronquidos de Doña Carmen le sacaban de su ensueño.
LAVAPIÉS
En los ajetreados andenes del metro, Don Miguel, un viejo pícaro con arrugas profundas y ojos chispeantes, ofrece sus servicios, que, por unas pocas monedas, promete aliviar los pies cansados de los transeúntes. Su banco improvisado es un asiento de chapa en el metro, y sus herramientas, una toalla impregnada de “humanidad” y una cubeta de agua tan fría como negra.
ÓPERA
En el bullicioso andén del metro, Donato, un hombre de cabellos plateados y corazón apasionado, cantaba una hermosa aria a su hermosa amante. Los altavoces anunciaban la llegada del próximo tren.
“¡Rosalía!”, cantaba él, agitando sus manos con dramatismo. “Tú eres mi aria favorita, mi trillada melodía”. Los pasajeros lo miraban con curiosidad. Algunos sonreían.
Y allí, en el extremo del banco, Rosalía, con una sonrisa cómplice, le hacía coro en silencio.
El tren se acercaba, pero Donato no se detenía. “¡Nessun Dorma!”, gritó, y su voz resonó en la bóveda del andén. Rosalía aplaudió en silencio.
PACÍFICO
Angustias leía el periódico con las terribles noticias del día que le habían robado la calma. ¿Cómo podía el mundo ser tan cruel? Su indignación crecía con cada línea leída.
Fue entonces cuando lo vio: Un hombre de aspecto apacible la observaba tranquilamente. Su serena mirada contrastaba con las noticias que Angustias sostenía. Parecía ajeno al caos del mundo. Ella lo observó, buscando respuestas en su rostro.
Es cuando sus miradas se encontraron. Angustias esperaba ver indiferencia o resignación, pero en cambio, encontró compasión y dulzura. Sin decir palabra, el sonrió, y ella dudó un instante, pero con ese simple gesto, sintió una conexión inexplicable. Ya nada será igual, con cebolla o sin ella.
ARGANZUELA-PLANETARIO
El Dr. Ignacio Estelar, un científico jubilado, mataba su tiempo libre, que no era mucho, en su pequeño laboratorio destartalado.
La pensión no le alcanzaba para vivir, así que decidió fabricar planetas en su tiempo libre. Con una mezcla de cartón, pintura y pura imaginación, creaba esferas cósmicas llenas de cráteres y mares inexistentes.
Pero su locura no se detenía ahí: al mirarlas, veía astronautas danzando en la superficie y cohetes despegando hacia el infinito. Sus vecinos lo tildaban de excéntrico, pero él sonreía, convencido de que estaba salvando la galaxia, una esfera de cartón.
VELÁZQUEZ
En un andén solitario, el señor Ramírez soñaba con ser Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, el maestro de la pintura universal. Su deseo era plasmar la luz y la vida en lienzos como lo hizo Velázquez.
Pero justo cuando cerró los ojos para imaginar su próximo retrato, un tren rugió a toda velocidad. El viento le arrebató el sombrero y, en un instante, su alma se desvaneció.
Al despertar, Ramírez se encontró con un billete de tren en la mano y una voz susurrando: “Quizás en la próxima vida, amigo, seas un cuadro”.
PRÍNCIPE PÍO
Había un príncipe llamado Federico el Aves, cuya pasión por los pájaros era más fuerte que su amor por el trono. Mientras otros nobles se ocupaban de intrigas palaciegas, Federico pasaba sus días en el jardín real, rodeado de plumíferos y cacareos. Su colección de aves era impresionante: tenía un loro parlante, un colibrí velocista y un búho sabio.
Un día, durante una cena de gala, Federico soltó una carcajada tan fuerte que hizo temblar las copas de cristal. Señaló hacia el techo y exclamó: “¡Miren, miren! ¡Un pájaro invisible está bailando el tango con la lámpara de araña!”
Desde entonces, el príncipe Federico fue conocido como “El Príncipe Pío”.
REPÚBLICA ARGENTINA
Dos almas curtidas por el tiempo, sus pasos lentos y sabios se entrelazan en el andén de la vida.
El tango, ese baile de pasión y nostalgia los envuelve, y en cada giro y compás reviven los momentos compartidos, los amores perdidos, las risas, las lágrimas. Las manos arrugadas se aferran, y en ese abrazo, encuentran la eternidad que solo el tango puede ofrecer.
UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS
Lo que quiso ser una noche de pasión acabó siendo noche de pesadilla. Con los tristes barritos de los elefantes de fondo que lloraban la pérdida de sus congéneres, el Rey Elefante, que así le llamaban en su corte, en los ardores de la extenuante batalla amorosa dio con su trasero en el suelo, con tan mala suerte que la regia corona rodó por la habitación sin control.
Consciente de la gravedad del asunto, intentó cogerla, pero la corona rodó, rodó y fue a parar fuera de su alcance.
A la mañana siguiente, los elefantes barritaron con extremada energía, hay quien dice de alegría, cuando vieron llegar una ambulancia.
CIUDAD DE LA IMAGEN
Mónica y Valentín, dos fotógrafos, comparten una vieja cámara fotográfica, tan grande como la amistad que se profesan. Cada disparo es como un chiste interno, una travesura visual atrapada en la película.
Un día, al revelar las fotos, se encontraron con imágenes de patitos bailando salsa, gatos disfrazados de superhéroes y abuelitas haciendo parkour. Su cámara es un portal a un mundo donde la realidad se ríe de sí misma.

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